jueves, 5 de enero de 2012


Eran las cinco de la mañana. Hacia tres horas y media que me había ido a dormir cuando sonó mi móvil. Nunca solía contestar al teléfono, pero era Aarón quien llamaba.

Aarón era el amigo de un amigo. Ni siquiera llegaron a presentarnos formalmente.
La noche que nos conocimos me dijo que me daba un porro a cambio de un beso en los labios, y yo acepté. Los dos íbamos muy borrachos, intentamos hacerlo pero yo me quedé dormida mientras me tocaba una teta. Nunca volvimos a intentarlo.
A la mañana siguiente no recordábamos prácticamente nada.
Y desde ese momento somos inseparables.

- ¿Sabes la hora qué es, jodido enfermo?
- Calla y escucha. Eres la única a la que puedo contarle lo que me ha pasado sin que me mire pensando que un extraterrestre me ha metido una sonda por el culo.
- ¿Donde estas? -gruñí.
- En frente del concesionario.
- Ahora te veo...

Me puse una chaqueta y unos vaqueros. Cuando salí de mi apartamento noté como en cuestión de segundos mis orejas dejaban de ser parte de mi; hacía mucho frío. Más que cualquier otra noche de aquella semana.

Vi a Aarón sentado en las escaleras de la entrada al concesionario. Me saludó con la cabeza, tenía las manos en los bolsillos.

- ¿Qué ha pasado?
- Me he enamorado.

Le miré como quien mira un cuadro abstracto; achinando los ojos, girando la cabeza y esperando entender así algo.

- ¿Tu?¿De quién?
- Se llama Manolo.
- ¿Ma...?¿Qué?¿Un tío?
- Si, un tío. Le besé, incluso empezó a restregárseme.
- No sabía que te iban los tíos. Guao. Estoy flipando.
- Lo sé, yo también.
- No, digo, estoy flipando de que te liaras con un tío que se llama Manolo. Manolo... pensé que ese nombre ya estaba prohibido ponérselo a un hijo. Manolo... Ma-no-no-no-lo. Jajajajaja.
- ¡Céntrate joder!
- Eres un paranoico... ¿Eso era lo qué me tenias que contar?

Negó con la cabeza.
Yo le ofrecí un caramelo, ya que Aarón no fuma -es asmático.
Lo aceptó. Y mientras yo me encendía un pitillo el continuó la historia.

- El caso es que casi le vomité encima.
- ¿En serio? -me empecé a reír- Por el amor de Dios... ¿Cuanto habías bebido?
- Nada. No he bebido nada, tenia que coger el coche. Vomité porque me dio mucho asco.
- ¿Le olía el aliento? Odio a los tíos que les huele el aliento... ¿O acaso babeaba mucho? Hay algunos que son como perros, te dejan llena de babas la cara y...
- ¡No! ¡No! Me dio asco que fuese un tío, era todo muy siniestro.
- ¿Eso que quiere decir?
- Pues que no soy gay -gritó- La única polla que quiero ver en mi vida es la mía.
- Pero si me has dicho que te habías enamorado.
- Es que me he enamorado; le quiero. Nunca he querido a nadie así en mi vida, ha sido tal y como lo describió Juan, era como si solo pudiera verle a él. Le quiero, le quiero joder. Todas las personas que me he cruzado en mi vida no han llegado a causarme una mínima esencia de lo que me causó aquel chico solo con hablar, solo por la forma en la que se movía, era todo melódico, era perfecto. Era él.

Tiré el cigarro y comprendí al ver la cara de Aarón lo verdadero de sus palabras.
Yo nunca me he enamorado, pero esta claro que el amor no tiene moldes ni sentido común.
Como la mayoría de las cosas que merecen la pena en la vida, supongo.

- Lo siento cariño. Ven aquí.

Le di un abrazo. Le deje que lloriqueara y le entregué un pañuelo para que se sonase los mocos.
Nos subimos en su coche. Eran las seis y media de la mañana.

- Quiero churros. ¿Te apetecen churros?

Asentí y encendí la radio.
Sonaba una canción en italiano, pero no recuerdo el titulo.
Nos pusimos a cantarla hasta que amaneció.

2 comentarios:

  1. Que bonito.

    La de mi blog es Lilly Allen. La que hizo la campaña aquella de Chanel que tanto criticaron (bla, bla, bla...). Busca Alright Still. No es la canción del siglo, pero te gustará.

    ResponderEliminar
  2. Aun recuerdo cuando mi mejor amigo me confeso que no sabia si era gay o no. La verdad es que yo ya lo sospechaba, pero tienen que darse cuenta por ellos mismo. Un besazo y un texto genial.

    ResponderEliminar

Seguidores