miércoles, 28 de diciembre de 2011


Ángel la daba un respiro, no era la clase de tío con los que solía estar; era un artista.
Nunca la preguntaba que tal estaba, o porque tenía cortes en los brazos, ni porque nunca comía delante suya, tampoco le daba su opinión, sobre nada. Solo asentía; asentía y se la follaba.
Ni si quiera la follaba bien, además la tenia tan pequeña que hacerle una mamada era casi imposible. Tardaba mucho en correrse, era incómodo.
Pero Ángel sabía que ella no quería contarle como le había ido el día, o si había aprobado el último examen de económicas, o si ya la habían dado la paga extra de Navidad en el trabajo. Ella solo quería un respiro. Y Ángel se lo daba. Ángel la quería, la quería mucho. Como tantos otros. Y ella le daba su cariño, como a tantos otros.

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