
Debería dejar de jurar, estoy cansada de decepcionarme. Quizás si no me obcecara tanto en lograr todo lo que supuestamente debo hacer porque es lo correcto lo haría instintivamente. Quizás.
La apatía es mi peor punto. Con dieciocho años no quiero sentir apatía, quiero bailar, fumar y jugar a las cartas. Necesito dejar de existir por existir.
"
Los cambios en uno mismo comienzan con otros cambios. Con cambios de actitud"
Lo leí en algún lado. En uno de los muchos libros de auto-ayuda de mi tia, probablemente.
Ayer le di vueltas a eso. ¿Cambio de actitud? ¿Y eso como se logra? ¿Y si no tengo actitud alguna? ¿Y si me he gastado doce con ochenta en un libro de mierda para auto-compadecientes crónicos?
Mientras pensaba en ello la boca empezó a sangrarme. Fui al baño a enjaguare. Escupí unas cinco veces hasta que paró de gotear sangre sobre el lavabo.
Levanté ligeramente la vista y vi unas tijeras junto a la pasta de dientes.
Un cambio... ¿Eh?
Me miré en el espejo y pensé "
que niña más triste...". Cogí las tijeras y me corté el pelo.
Fue difícil cortarlo yo sola, no quedaba simétrico aunque lo intentase.
El resultado final era horrible, imperfecto, lleno de trasquilones y totalmente despeinado.
Me encantaba. Era como yo.
Me empecé a reír.
- Cuando me vea papá me va a matar...